El mapa de fosas y el fondo de memoria histórica, los retos.
Tras ocho años, anima a sus sucesores porque "hemos conseguido algunos objetivos pero queda mucho por hacer"
L. cabasés - Viernes, 2 de Abril de 2010
Pamplona. La Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra ha renovado la Junta Directiva para "dar paso" a nuevas personas "más jóvenes que, seguro, aportarán nuevas ideas", en palabras de Mirentxu Aguirre Aristizabal que, tras ocho años presidiendo la asociación, ha querido traspasar el testigo. Esta asociación se creó en 2002 para trabajar por la recuperación de la memoria histórica e instar el reconocimiento de las instituciones públicas y de la sociedad para las personas que por sus ideas políticas fueron fusiladas en la Guerra Civil.
El relevo se realizó el pasado lunes en una reunión en la que se formalizó la salida de cinco miembros de la junta y el ingreso de otros tantos. "Yo creo que hemos conseguido algunos objetivos pero queda mucho por hacer; queda, sobre todo, seguir exhumando los restos de todas aquellas personas fusiladas cuyas familias lo demanden". Otros de los objetivos que Mirentxu Aguirre espera se desarrollen pronto son configurar el mapa de fosas de Navarra, impulsar y dotar de contenido el Fondo Cultural de la Memoria Histórica en la Universidad Pública de Navarra, proyecto para el que ya se firmó el correspondiente convenio, y la instalación de un monolito en la Vuelta del Castillo de Pamplona para recordar a los fusilados de la capital navarra. De los 3.200 fusilados en Navarra, 298 eran de Pamplona (6 concejales y hasta 40, empleados municipales)
Nuevos miembros.
En esta renovación han salido de la junta las hermanas Mirentxu y Mikele Aguirre Aristizabal, Antontxu Zabalza, Arantza Bacaicoa y Asun Larreta. Entran en su lugar Raquel Larrondo, Aurea Jaso, Rosa Irisarri, Mikel Echavarri y Gregorio Armañanzas. Junto a estas cinco personas completan la Junta de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra los ya miembros en la actualidad Tomás Dorronsoro, Roberto Rocafort, Olga Alcega, Josefina Lamberto, Joseba Eceolaza y Josetxo Arbizu. Mirentxu Aguirre Aristizabal ha presidido la asociación desde su constitución en 2002. En estos años han logrado el reconocimiento de instituciones públicas; han promovido actos de homenaje y recuerdo a personas fusiladas ; y han impulsado, de la mano de la Asociación Pueblo de las Viudas, la creación del Parque de la Memoria en Sartaguda y, en colaboración con Txinparta de Ansoáin, el inicio de las exhumaciones e identificación de los muertos en el Fuerte de San Cristóbal.
Con respeto.
La hasta ahora presidenta, y su hermana gemela Mikele, son hijas póstumas del alcalde de Estella en 1936, Fortunato Aguirre, fusilado por su ideología nacionalista. Nacieron a los dos meses del asesinato de su padre y han aguantado los rigores de las represalias franquistas, aunque siempre han agradecido los apoyos que recibió su madre, "una mujer extraordinaria", recuerda Mirentxu con emoción.
En su adiós, Aguirre afirma que "ha sido muy bonito. Me voy contenta por lo que hemos hecho; hemos tenido muy buen ambiente; y hemos logrado que se pueda hablar con normalidad de nuestra historia y, sobre todo, que se reconozca la dignidad de las personas que fueron fusiladas". La ya ex presidenta valora que se les haya tratado con respeto. "Nosotras hemos intentado poner en su sitio a nuestro aita y que se sepa que, como a mi padre, se fusiló a gente honrada que no merecía este final". Lamenta que "el tiempo se acabe" para continuar con esta labor porque cada vez hay menos personas que pueden dar pistas sobre los lugares donde se fusilaba y que faciliten la localización de las fosas comunes.
El relevo se realizó el pasado lunes en una reunión en la que se formalizó la salida de cinco miembros de la junta y el ingreso de otros tantos. "Yo creo que hemos conseguido algunos objetivos pero queda mucho por hacer; queda, sobre todo, seguir exhumando los restos de todas aquellas personas fusiladas cuyas familias lo demanden". Otros de los objetivos que Mirentxu Aguirre espera se desarrollen pronto son configurar el mapa de fosas de Navarra, impulsar y dotar de contenido el Fondo Cultural de la Memoria Histórica en la Universidad Pública de Navarra, proyecto para el que ya se firmó el correspondiente convenio, y la instalación de un monolito en la Vuelta del Castillo de Pamplona para recordar a los fusilados de la capital navarra. De los 3.200 fusilados en Navarra, 298 eran de Pamplona (6 concejales y hasta 40, empleados municipales)
Nuevos miembros.
En esta renovación han salido de la junta las hermanas Mirentxu y Mikele Aguirre Aristizabal, Antontxu Zabalza, Arantza Bacaicoa y Asun Larreta. Entran en su lugar Raquel Larrondo, Aurea Jaso, Rosa Irisarri, Mikel Echavarri y Gregorio Armañanzas. Junto a estas cinco personas completan la Junta de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra los ya miembros en la actualidad Tomás Dorronsoro, Roberto Rocafort, Olga Alcega, Josefina Lamberto, Joseba Eceolaza y Josetxo Arbizu. Mirentxu Aguirre Aristizabal ha presidido la asociación desde su constitución en 2002. En estos años han logrado el reconocimiento de instituciones públicas; han promovido actos de homenaje y recuerdo a personas fusiladas ; y han impulsado, de la mano de la Asociación Pueblo de las Viudas, la creación del Parque de la Memoria en Sartaguda y, en colaboración con Txinparta de Ansoáin, el inicio de las exhumaciones e identificación de los muertos en el Fuerte de San Cristóbal.
Con respeto.
La hasta ahora presidenta, y su hermana gemela Mikele, son hijas póstumas del alcalde de Estella en 1936, Fortunato Aguirre, fusilado por su ideología nacionalista. Nacieron a los dos meses del asesinato de su padre y han aguantado los rigores de las represalias franquistas, aunque siempre han agradecido los apoyos que recibió su madre, "una mujer extraordinaria", recuerda Mirentxu con emoción.
En su adiós, Aguirre afirma que "ha sido muy bonito. Me voy contenta por lo que hemos hecho; hemos tenido muy buen ambiente; y hemos logrado que se pueda hablar con normalidad de nuestra historia y, sobre todo, que se reconozca la dignidad de las personas que fueron fusiladas". La ya ex presidenta valora que se les haya tratado con respeto. "Nosotras hemos intentado poner en su sitio a nuestro aita y que se sepa que, como a mi padre, se fusiló a gente honrada que no merecía este final". Lamenta que "el tiempo se acabe" para continuar con esta labor porque cada vez hay menos personas que pueden dar pistas sobre los lugares donde se fusilaba y que faciliten la localización de las fosas comunes.
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